¿Por qué consumir demasiado sodio hace mal?
El sodio es un elemento que tu cuerpo necesita para mantener la presión sanguínea, colabora en la transmisión de los nervios y ayuda a los músculos a relajarse y contraerse.
Este elemento es necesario para mantenerte vivo y saludable, pero demasiado sodio por día aumenta el riesgo de padecer hipertensión arterial (alta presión sanguínea), lo que puede conducir a enfermedades cardíacas y derrame cerebral.
¿Qué es la hipertensión arterial y qué provoca?
Hace que las arterias, que transportan la sangre por el organismo, pierdan elasticidad y se vuelvan más rígidas, dificultando el trabajo del corazón y los riñones. La hipertensión arterial en sí misma es causa de crisis hipertensivas, que provocan hasta un 5 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares. Es una enfermedad crónica que con frecuencia requiere tratamiento de por vida y eleva mucho el riesgo de padecer otros trastornos mucho más graves.
La hipertensión arterial es la principal causa de ictus y una de las más importantes de infartos, que son dos de los motivos más frecuentes de muerte y de discapacidad en nuestra sociedad.
Consecuencias derivadas del exceso de sal:
Dificulta la función de los riñones: el sistema renal es igualmente básico para la salud, pues lleva a cabo una labor de filtrado y depuración de la sangre imprescindible para la vida. Esta función de filtrado se ve perjudicada por el exceso de sal, potenciando asimismo la hipertensión arterial en un círculo vicioso.
Disminuye la cantidad de calcio: como la ingesta de sal es el factor más importante para la eliminación de sodio por la orina, cuanto más sodio se elimina, también se elimina más calcio, lo que hace que se disminuya la cantidad de calcio en los huesos y que haya mayor tendencia a la osteoporosis.
Retención de líquidos: todo esto además provoca que se produzca en el cuerpo una retención de líquidos, lo cual empeora el funcionamiento de los riñones, corazón e hígado y también genera edema e hinchazón de las piernas y los tobillos.
Favorece el sobrepeso y la obesidad: puesto que la toma de sal aumenta la sed, y ésta trata de ser saciada con bebidas azucaradas y energéticas, tales como refrescos, cuyo consumo continuado y excesivo desequilibran el balance entre calorías ingeridas y calorías consumidas, predisponiendo al sobrepeso y obesidad.
FUENTE: www.plancuidatemas.aesan.msssi.gob.es
¿Qué es la hipertensión arterial y qué provoca?
Hace que las arterias, que transportan la sangre por el organismo, pierdan elasticidad y se vuelvan más rígidas, dificultando el trabajo del corazón y los riñones. La hipertensión arterial en sí misma es causa de crisis hipertensivas, que provocan hasta un 5 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares. Es una enfermedad crónica que con frecuencia requiere tratamiento de por vida y eleva mucho el riesgo de padecer otros trastornos mucho más graves.
La hipertensión arterial es la principal causa de ictus y una de las más importantes de infartos, que son dos de los motivos más frecuentes de muerte y de discapacidad en nuestra sociedad.
Consecuencias derivadas del exceso de sal:
Dificulta la función de los riñones: el sistema renal es igualmente básico para la salud, pues lleva a cabo una labor de filtrado y depuración de la sangre imprescindible para la vida. Esta función de filtrado se ve perjudicada por el exceso de sal, potenciando asimismo la hipertensión arterial en un círculo vicioso.
Disminuye la cantidad de calcio: como la ingesta de sal es el factor más importante para la eliminación de sodio por la orina, cuanto más sodio se elimina, también se elimina más calcio, lo que hace que se disminuya la cantidad de calcio en los huesos y que haya mayor tendencia a la osteoporosis.
Retención de líquidos: todo esto además provoca que se produzca en el cuerpo una retención de líquidos, lo cual empeora el funcionamiento de los riñones, corazón e hígado y también genera edema e hinchazón de las piernas y los tobillos.
Favorece el sobrepeso y la obesidad: puesto que la toma de sal aumenta la sed, y ésta trata de ser saciada con bebidas azucaradas y energéticas, tales como refrescos, cuyo consumo continuado y excesivo desequilibran el balance entre calorías ingeridas y calorías consumidas, predisponiendo al sobrepeso y obesidad.
FUENTE: www.plancuidatemas.aesan.msssi.gob.es
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